Concepto de Ley de los mercados de Say
La ley de los mercados de Say fue
enunciada por primera vez en 1803 por el economista francés J. B. Say y
afirma que, por su propia naturaleza, la sobreproducción es imposible.
Hoy en día utilizamos muchas veces una expresión que nos acerca de las
conclusiones de esta teoría: “la oferta crea su propia demanda”. La
justificación para la ley de Say se apoya en una perspectiva de que no
existe diferencia esencial entre una economía monetaria y una economía
de cambio directo por lo que las empresas pudieren producir, los
trabajadores tienen capacidades para comprar. Muchos economistas
clásicos, en especial del siglo XIX e inicio del siglo XX, así como
David Ricardo, John Stuart Mill o Alfred Marshall, suscribieron esta
perspectiva de que la sobreproducción sería imposible. Incluso durante
la Gran Depresión de los años 30 del siglo XX, muchos economistas
continuaron a defender la Ley de Say. Por ejemplo, el eminente
economista A. C. Pigou afirmaba en la época que, en una economía con
competencia perfectamente libre, habría siempre la tendencia de un pleno
empleo y que el desempleo existente a cada momento sería totalmente
causado por fuerzas contradictorias que impedían los ajustamientos
instantáneos de los salarios y de los precios. El raciocinio contiguo a
esta perspectiva clásica no es que los precios de los bienes y del
trabajo no son suficientemente flexibles para que los mercados ajusten
rápidamente y vuelvan al equilibrio y al pleno empleo. De este modo, la
economía funciona naturalmente en pleno empleo, o el producto potencial
luego, cualquiera variación en la demanda adjunta o en la oferta ajunta
afecta al nivel de los precios pero no tienen cualquier impacto
permanente sobre el producto o sobre el empleo.
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